Mira que nos encanta comparar. Messi entrará en el Olimpo de los futbolistas. Ya se encuentra en el vestíbulo. Lo hará porque tiene una calidad indiscutible y una personalidad arrolladora en el campo. Pero no es Maradona. Ni lo es ni tiene que serlo.
En dominio del balón quizá no tienen nada que envidiarse. Según yo lo veo, las diferencias vienen por la forma de ser de cada uno. La extroversión de Diego hacía que el pelusa jugara erguido, con el pecho por delante, con un braceo tenso y elegante, zancada larga, con desplazamientos por todo el campo, absorbiendo el juego de su equipo con una presencia majestuosa. Por contra, la introversión de Leo hace que la pulga adopte una postura encorvada, braceo encogido, pasos cortos y rápidos en carrera, con menos despliegue territorial, siendo la zona de ataque su espacio y cediendo protagonismo a los mediocampistas.
Ciertamente, el fútbol se vive por emociones y goles, pero a estos niveles la belleza y la prestancia definen escalafón...y si Messi es rey, Maradona fue emperador.
Así me parece.
En dominio del balón quizá no tienen nada que envidiarse. Según yo lo veo, las diferencias vienen por la forma de ser de cada uno. La extroversión de Diego hacía que el pelusa jugara erguido, con el pecho por delante, con un braceo tenso y elegante, zancada larga, con desplazamientos por todo el campo, absorbiendo el juego de su equipo con una presencia majestuosa. Por contra, la introversión de Leo hace que la pulga adopte una postura encorvada, braceo encogido, pasos cortos y rápidos en carrera, con menos despliegue territorial, siendo la zona de ataque su espacio y cediendo protagonismo a los mediocampistas.
Ciertamente, el fútbol se vive por emociones y goles, pero a estos niveles la belleza y la prestancia definen escalafón...y si Messi es rey, Maradona fue emperador.
Así me parece.